Título: El único recuerdo de Flora Banks.
Autor: Emily Barr.
Editorial: Salamandra | Riverside Agency.
Fecha de Lanzamiento: Noviembre de 2017 (Argentina)
Goodreads Cúspide Tematika
Sinopsis: Desde que la operaron del cerebro a los diez años, Flora Banks sufre un extraño tipo de amnesia: su mente no es capaz de recordar más allá de un par de horas. Hasta que un día, la imagen de un beso furtivo con Drake, el exnovio de su mejor amiga, surge de su memoria de forma casi milagrosa, un indicio esperanzador de que su mente podría funcionar con normalidad. Así que, cuando recibe un correo electrónico en el que Drake le propone que se encuentren en Noruega para contemplar el sol de medianoche, Flora se lanza a la aventura sin dudarlo, con la ilusión de volver a ser ella misma. Sin embargo, desde el momento en que llega a las islas Svalbard, todo resulta muy distinto a lo imaginado, y Flora tendrá que hacer honor al lema que lleva tatuado en la mano, «sé valiente», para asumir una verdad nada fácil de asimilar.
¡Muchas gracias a la editorial por el ejemplar!
RESEÑA
Flora Banks no es como cualquier
otra chica de diecisiete años. Cuando tenía apenas diez, fue sometida a una
cirugía que se llevó parte de su memoria, y ahora solo cuenta con sus recuerdos
posteriores a la operación, y únicamente puede retener cualquier tipo de
información nueva durante algunas horas.
Con ayuda de sus padres, sus
notas, y su mejor amiga, Paige, Flora intenta —cada vez— que su vida se parezca
lo máximo posible a la de cualquier otro adolescente. Sin embargo, no importa
cuánto esfuerzo pongan, ella no posee, ni logra retener, ningún recuerdo nuevo
desde hace más de siete años.
O al menos así era, hasta que,
una noche en la playa, Flora besa a un chico.
“Vivir el momento siempre que pueda debe ser una de mis normas de vida.
Para eso no hace falta tener memoria.”
A finales del año pasado, todo el
mundo hablaba de este libro. Los comentarios llovían en las redes, y con cada
opinión que leía, más y más ganas me daban de tenerlo por fin en mis manos. Debo
admitir (y si me conocen, no se sorprenderán) que, aunque veía muy buenas
críticas por todos lados, nunca me detuve a leerlas en profundidad, porque ya
sabía que tarde o temprano comenzaría el libro, y quería adentrarme en la
historia sin saber absolutamente nada, excepto lo que su título sugería.
Y —una vez más— ese capricho mío
que muy pocos lectores entienden, me jugó completamente a favor. Mientras leía,
pasé por todos los estados de ánimo: enojo, angustia, diversión, confusión. Y me alegra decir que los disfruté a todos por igual.
La autora, y la forma en la que
decidió contar su novela, fueron elementos desencadenantes en la montaña rusa
de emociones que me provocó esta lectura. Y es que Emily Barr hace que comencemos
a transitar un camino totalmente a ciegas, en donde (me avergüenza un poco
decirlo) no pude evitar ser bastante prejuiciosa. Luego —poco a poco— empieza
a desentrañar la maravillosa maraña que es la mente de su protagonista, y para
cuando llegué al final, Flora Banks se había adueñado completamente de mi
corazón. Les mentiría vilmente si les dijera que no se me llenaron los ojos de
lágrimas con el hermoso desenlace.
La prosa es fluida y realmente
brillante. Quedé más que fascinada con la manera en que la autora fue capaz de
transmitir exactamente cómo funcionaba la mente de Flora y, sobre todo, cómo
estas dificultades nunca fueron perdidas de vista en el afán de querer contar
una aventura (algo que sí he notado en otros libros de esta misma temática).
Los personajes secundarios son
otra cosa que me gustaría destacar. Todos están muy bien construidos y
encuadran a la perfección con la historia. Y aunque los errores de algunos de
ellos son más fáciles de perdonar que los de los demás, también hay personajes
perfectos, que —al igual que Flora— se van a quedar en mi corazón para siempre.
Si tengo que elegir un favorito, ese sería sin duda alguna, Jacob, el hermano
de Flora, pero tampoco puedo dejar de mencionar a Agi, Toby, y Paige.
Por último, este libro me dio
unas ganas tremendas de viajar al Ártico. La descripción de los paisajes me
recordó mucho al trabajo de Laia Soler en Heima es hogar en islandés, y la
verdad es que no me faltan ganas de tomarme un avión y escaparme a ver con mis
propios ojos la magia de esas tierras. Eso sí, obviamente iría en verano
(cuando lean el libro me van a entender).
El único recuerdo de Flora Banks
es una historia mágica y esperanzadora, que supo conquistarme de a poco, y se
terminó convirtiendo en uno de mis libros favoritos. Se los recomiendo
muchísimo.
Obviamente, le di 5 plumitas.
SOBRE LA AUTORA
En la época en que Emily Barr trabajó de periodista en Londres, sonaba con encerrarse a escribir un libro en una habitación tranquila. A lo largo de un viaje que duró un año, concibió la que se convertiría en su primera novela, un thriller sobre mochileros en Asia. Obtuvo el Premio Nuevos Talentos de WH Smith, y ha escrito además otras once novelas que se han publicado en diversos países del mundo. El único recuerdo de Flora Banks es su primera novela para jóvenes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario